Cuando puedes perder a una persona lo único que quieres es pasar todo el tiempo posible con ella, así todos quieran estar contigo, da igual, renunciarías a todo solo por poder estar hasta el último segundo de tu vida y de la suya junto a ella. Te pones a pensar lo difícil que sería, lo mucho que le echarías de menos, pero lo que más te paras a pensar es como sería cada puto día sin ella a tu lado, sin tenerla apoyándote siempre, sin poder verle cada día, sin poder compartir mil risas con ella… Sí, que es ley de vida, pero ¿y qué? Siempre va a doler perder a la persona que más amas, despertarte y ver que ya no está…
Y quieres aprovechar cada momento y decirle que le quieres, que es lo más importante que tienes, que no quieres que se vaya… que es tu vida, y puede llegar a no estar… Que no quieres que lo único que te quede de ella, sean los recuerdos, quieres tenerla y no perderle nunca, porque haber sido suya ha sido el mejor premio, el más grande, que no todos han podido tener, solo dos personas y te sientes orgullosa de que una de esas dos personas hayas sido tú. Y le das gracias por todo lo que ha hecho por ti, aunque con un simple “gracias” no puedes agradecérselo todo.
Y a pesar de todo, que recuerde que a lo mejor no eres la que más le quiere, pero si que le quieres de la mejor manera que sabes y que nadie puede quererle como tú.